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RECICLAR NO VA A SALVARNOS - Capítulo 1 parte 3

  • Foto del escritor: Ro Cio
    Ro Cio
  • 13 oct 2017
  • 4 Min. de lectura

RECHAZAR

REDUCIR

REUTILIZAR

RECICLAR

COMPOSTAR

RECICLAJE

"Muchas veces cuando la gente descubre mi modo de vida Cero Desperdicio, les gusta confiarme que ellos también RECICLAN TODO" dice Béa. Y sí, es que una de las formas en las que nos acercamos a la ecología es a través del reciclado. Está muy de moda, tiene bastante visibilidad y cada vez más gente se suma a lavar los envases y dejarlos en una bolsa diferente.

Pero esta súper idea del reciclaje está un poco mucho idealizada. Podemos llegar a suponer que casi por arte de magia toda nuestra basura reciclable va a convertirse en nuevas cajas, botellas, paquetes y bolsas. Y nos calma la conciencia creer que hay un mecanismo perfecto con el que, tan fácilmente como separar nuestra basura, estamos salvando al mundo.

El Cero Desperdicio no consiste ni de cerca en el reciclaje. Es mucho más, y en realidad casi todo apunta a PREVENIRLO. Por si no lo han notado, en la lista de pasos del CD, el reciclaje está dentro de las últimas acciones. Debemos rechazar aquello de lo que podemos prescindir, reducir nuestro consumo y reutilizar lo que ya tenemos. Agotadas estas instancias, reciclaremos o compostaremos.

Existen ciertas problemáticas alrededor del reciclaje que muchas veces se desconocen: por ejemplo, se consume gran cantidad de energía, no todos los materiales son igualmente reciclables, ni pueden reciclarse eternamente.

¿Sabemos algo de lo que pasa después de que dejamos cartones, latas, vidrios y plásticos en la bolsa verde? En mi ciudad la separación de residuos se hace en el hogar, la bolsa verde para reciclables, la negra para el resto de basura. En mi casa va desde el paquete plástico de fideos o una caja de cartón hasta una lamparita o un cepillo de dientes. ¿Pero realmente se reciclan esos materiales en mi ciudad? Yo no lo sé. Y creo que deberíamos saberlo. La desinformación es ENORME. Y eso que la bolsa verde ya funciona desde hace nueve años.

Un eficiente sistema de reciclaje depende de la interacción de muchos actores, por ejemplo:

El fabricante debería tener una buena comunicación con la empresa de reciclaje, y profundizar en la creación de productos durables y altamente reciclables (con un desmontado que sea viable);

Los consumidores deberían priorizar el consumo de productos reciclables, reciclar a conciencia y con la suficiente información;

El Estado debería garantizar la recolección y monitorear el funcionamiento de las distintas etapas. Es imprescindible también una sólida campaña de educación para los ciudadanos. Hay lugares (en otras partes del mundo) en los que la gente debe pagar en relación al peso de la basura que saca a la vereda.

Es fundamental que se provea información completa y que haya buena comunicación entre cada sector. Además, siempre debe buscarse que el reciclaje ofrezca productos finales de alta calidad.

Aunque es cierto que como consumidores tenemos la responsabilidad de saber qué elegimos y compramos, en esto disiento o al menos hago un llamado que creo que Béa no recalca: muchas veces se nos carga de responsabilidades que realmente van más allá de nuestra esfera. ¿Qué quiero decir con esto? Que a pesar de que me parezca súper positivo que se promocione el reciclaje y que cada vez más gente sea consiente y quiera tomar partido en el cuidado del medio ambiente, el problema es macro y viene del sistema de producción y consumo enfermo en el que vivimos. Si nos bombardean con publicidad para que consumamos desde que somos niños, después no me digan que es MI RESPONSABILIDAD lo que pueda contaminar mi consumo. No tiene demasiado sentido que una marca de ropa de fast-fashion venga con una campaña para que reutilices o recicles sus bolsas si la ropa que te venden se hizo gracias a la esclavitud y a la contaminación. Si, yo estoy convencida de que en el sistema actual no vamos a revertir la contaminación ambiental, a menos que se vuelva un negocio interesante para los grandes poderes. Ante esta realidad pueden tomarse dos caminos: cruzarse de brazos porque el sistema es demasiado poderoso; o tomar medidas incluso a nivel individual, confiando en que poco a poco pueda crearse la conciencia suficiente y al menos tener la satisfacción de vivir según tus convicciones.

Les doy otro ejemplo práctico de la inconsistencia y atrocidad del mercado: hace unos años salió una campaña de una empresa de agua embotellada diciendo que sus nuevas botellas de plástico más fino eran MÁS COOL, MÁS VERDES Y MÁS ECOLÓGICAS, y que las reciclaban y hacían más botellitas y bla, bla. No quiero imaginar la cantidad de gente que debe haberse creído ese cuento cuando en realidad la campaña hubiese sido mucho más sensata si proponía que reutilices sus botellas. ¿Es que no es indiscutidamente mejor ahorrarnos una nueva botella para reciclar?


Volvamos a Béa:

EL RECICLAJE NO VA A SALVARNOS

No podemos apoyarnos en un mecanismo que trata de emparchar en lugar de prevenir.


Espero haberles planteado algunas dudas, que desmitifiquemos el reciclaje, que seamos más críticos con lo "eco" y que nos demos cuenta de lo poco que sabemos sobre la bolsa verde en nuestra ciudad.




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